Queremos tener un bebé, ¿ahora
qué hacemos?
Con esta pregunta comenzó el
camino que nos llevó a transformar nuestra pequeña familia en el super cuarteto
que ahora somos.
En aquel momento no teníamos ni
idea de por donde empezar. No habíamos oído hablar de nada ni teníamos apenas
referentes salvo, por suerte, dos parejas de amigas que iban un pasito por delante
de nosotras en estas cuestiones y nos regalaron su experiencia y la información
de la que ellas iban disponiendo. Bendita tribu.
Primera información importante
(luego haré un resumen con los puntos prácticos):
- - Para que la criatura esté afiliada a las dos madres
y se emita un libro de familia, debéis
estar casadas antes de que nazca el bebé. Pero ojo, si por lo que fuera no
pudierais tener hijos naturales y luego quisierais adoptar, si estáis casadas
esto lo complicaría bastante. Porque sí, amiguis, en España no está prohibida
la adopción por parte de homosexuales pero misteriosamente, estos expedientes
pasan de forma consecutiva al fondo del cajón, quedando siempre en prioridad
las familias heterosexuales, e incluso monoparentales. Somos la última opción.
A día de hoy esto continúa así. Si obtengo el conveniente permiso, más adelante
podría contaros testimonios de primera mano para ilustrar este tema.
He aquí la razón
por la que muchas parejas de mujeres, se casan cuando ya está el embarazo muy
avanzado.
De modo que tenemos la primera (o
segunda, según se mire) gran decisión. Casarnos sin que fuera inicialmente o al
menos en ese momento nuestra elección.
Nuestra siguiente gran decisión
fue pensar quién de las dos se quedaría embarazada. Aún no conocíamos los
diferentes métodos ni nada de nada, pero este era un punto que teníamos claro,
permaneciendo abiertas a lo que pudiera surgir. Esta es una decisión muy
personal y cada cual la toma en función de sus circunstancias y necesidades. En
nuestro caso sería Cris la mamá gestante y yo, la mamá del corazón.
Vale, nos casamos, ¿y ahora qué?
Con los trámites para establecer
el matrimonio iniciados, fuimos a nuestro ginecólogo.
Tras una revisión la que hoy es
mi radiante mujer dijo: quería consultarte porque quiero quedarme embarazada.
Él contestó: Pues adelante. Todo está bien.
En este punto voy a insistir en
que se trataba de nuestro ginecólogo habitual. Y que yo estaba presente.
Queremos tener un bebé las dos. Juntas. (cri, cri…)
El hombre reaccionó de inmediato
disculpándose, en apariencia su tono era amable y alegre. Digo en apariencia
porque sabiendo lo que ocurrió después no tenemos aún muy claro si este hombre
sabía dónde nos mandaba o no. Nos recomendó a un colega suyo que era una
“eminencia”, y allí fuimos. Ilusionadas, con un vértigo incipiente y un extraño
sabor al final de la boca. ¿Esto va a ser así siempre? ¿Lo de obviar y dar por
sentado en el mejor de los casos? ¿Lo de ser invisible? ¿Convertirte en el “ah, eso”?
Acudimos a la consulta de este
señor brillantísimo, que lo será, recomendado por un ginecólogo que nos parecía
buenísimo. No imaginaba un mejor escenario. Un piso antiguo en una zona noble
de Madrid, caoba por todos los lados. Lo recuerdo un tanto lúgubre y oscuro.
Limpio pero extraño. Una mujer mayor atendía detrás de un escritorio. En las
paredes corchos enormes llenos de fotos de bebés (muchos gemelos) y notas de
agradecimiento. En las estanterías medallas, y paneles de premios. Títulos de
universidad, reconocimientos.
Un imponente señor mayor nos
esperaba en la habitación del fondo. Oscura por efecto de la madera y la
decoración recargada y antigua. Nos saluda sonriente y nos da la mano, le transmitimos
el saludo del ginecólogo que nos envía. Con la lección aprendida, le
informamos:
-
Queremos tener un bebé. Las dos.
Él dijo: ¿Bien, por cual
empezamos?
Le contestamos que sólo una, que
éramos pareja, y que queríamos informarnos bien de las opciones que teníamos.
Todo cambió de repente. La
amabilidad se volvió frio y la educación impertinencia. A partir de ese momento
yo dejé de existir. No volvió a mirarme. No contestaba si yo le hablaba. Se
dedicó a coger los datos a Cris, mecánicamente. Le habíamos llevado los
resultados de la última revisión ginecológica, lo miró por encima y dijo, “Todo
bien. Qué queréis.”
Señor, no sabemos nada del
procedimiento, queremos que nos diga qué tenemos que hacer.
En ese momento se le encendió una
luz al parecer, y empezó a pedirnos una serie de pruebas médicas invasivas y
diluidas en el tiempo, aderezadas con consultas en su despacho que se veían
casualmente aplazadas a causa de una convención, una ponencia o algún viaje
urgentísimo e importantísimo que olvidaba siempre mencionar. Lo que no olvidaba
nunca era pasar nuestra tarjeta del seguro, eso sí lo hacía con alegría. Lo
primero. Clin, clin.
Después de pasarlo bastante mal
con alguna de esas pruebas que tiempo después comprobamos que eran
innecesarias, (y aquí tenemos que decir que los profesionales que nos las
realizaron no tenían nada que ver con la actitud de este hombre), cuando le
entregamos el sobre con las radiografías de contraste, se dedicó a lanzarlas
por la mesa hacia nosotras, una detrás de otra. Nosotras las recogíamos, unas
al vuelo, otras del suelo. El tipo inmutable.
Así que después de varios meses
con el energúmeno este, en la última consulta y después de pasar la tarjeta
(clin, clin), y tirarnos las radiografías al suelo, nos suelta que es que a
partir de ese momento, su consulta ya no va a trabajar más con nuestro seguro, que
a menos que quisiéramos pagarlo nosotras... Es interesante explicar que nuestra
compañía es de las más grandes y famosas. Y que nunca dejó de trabajar con
ellos.
Esto hoy no me pasa, os lo digo.
Pero en aquel momento y con la sensación de abuso y de vulnerabilidad en la que
estábamos, no supimos ni reaccionar.
Cris, que tiene una fortaleza y
una templanza impresionante, me dijo: vámonos. Y yo: ¡Pero si acaba de pasar la
tarjeta! No quería irme sin una explicación, aunque era evidente que no
obtendríamos ninguna.
Nos fuimos de allí como si nos
hubiésemos bebido un litro de lejía cada una. Como si nos hubiesen apaleado y
nos hubieran colocado un vergonzoso cartel. Nos había estafado, humillado y nos
hizo desperdiciar un tiempo precioso. El señor brillante.
La señora de la entrada no levantó
la cabeza cuando salimos, nunca sabremos si por vergüenza o por desprecio. Y
las fotos de la pared se volvieron borrosas.
No sé cuanto tiempo pasó hasta
que el temple y la cordura de mi querida compañera de vida, se impuso de nuevo
a la sinrazón y al desánimo y me dijo: no hemos pasado por todo esto para
quedarnos aquí. Vamos a mirar clínicas y vemos. Después decidimos. De esto hemos
aprendido y no nos va a volver a pasar. Y cuando se pone así de seria no hay
nada que le venga grande.
No sé como dimos con la URMONCLOA. Creo que nos lo recomendó alguna amiga o conocida. Decidimos probar y
pedimos una cita.
Que el equipo estuviese compuesto
casi en su totalidad por mujeres, nos dio un pequeño impulso de confianza, que
nos vino muy bien porque estábamos un poco faltas.
En la primera entrevista con la
doctora Carmen Segura ya supimos que habíamos dado con las personas indicadas.
Su sinceridad, su tacto, su
honestidad, la capacidad de conectar con nosotras, entender nuestras
necesidades, su forma de plantearnos las alternativas, el camino. La confianza,
la seguridad, el respeto, la sensatez. El amor por la vida.
Para ella no éramos “una pareja
más”. El equipo entero se unió a nosotras para conseguir formar una familia del
amor.
Eso fuimos desde el primer
momento, un equipo con un precioso objetivo.
Nos explicaron que nuestro seguro
nos cubría el tratamiento para concebir nuestro primer hijo, respondieron con
tacto y con respeto a todas nuestras dudas morales, técnicas, médicas,
económicas. Nos anticiparon con sumo detalle cada paso del tratamiento de
fertilidad, todo el proceso de estimulación, qué es y cómo se efectúa una
inseminación, un ciclo de FIV, cómo se gestionan los donantes de esperma, la
ovodonación, todo lo concerniente a la legalidad, privacidad, derechos… Fuimos
acompañadas, informadas y asesoradas con un gusto y una humanidad exquisita.
Hoy ellas son también parte de nuestra familia elegida. Gracias a ellas, a su
profesionalidad y su calidad humana, nuestra familia y nuestra felicidad es una
realidad. No podemos sentirnos más agradecidas ni podemos calificar nuestro feliz
encuentro de otra manera que no sea “una gran suerte”. Por eso recomendamos a
quien nos pregunta, sin ninguna duda, que vayan a conocerlas. También nos
recomendaron al que hoy es nuestro ginecólogo y amigo, quien ha llevado
nuestros dos embarazos y partos y que es de verdad una eminencia y un ser de luz.
El doctor Luis Cruz. No es peloteo, es profundo agradecimiento. Profesionales
increíbles y personas de una talla impresionante.
Al final lo importante es
sentirse en buenas manos, frente a alguien que te informa sin interés, con
honestidad y que pueda ofrecerte todas las garantías, legales, de salud, de
atención, que pueda dar una respuesta sincera y coherente a todas las dudas. Que
pueden ser muchas y surgir donde no te las esperas. Rodearse de profesionales que
además de su buen hacer, sus conocimientos y su eficacia cuenten con una gran
capacidad humana, y empatía, se vuelve fundamental para afrontar cada momento y
cada situación que pudiera llegar plantearse.
Resumen práctico:
- - Para que un hijo/a sea considerado de las dos
madres, éstas deben estar casadas
antes del nacimiento del bebé. Esto es muy importante de cara a custodias,
herencias, prestaciones, obligaciones fiscales y otras tantas cosas que nadie
piensa en el momento pero que están ahí.
- Hasta hace muy poco a la hora de inscribir al
bebé en el registro nos exigían un documento de la clínica donde hubiésemos
realizado el tratamiento, que certificase el origen del embarazo. (De esto nos informaron
en el mismo registro con mi bebé de cuatro días y mi mujer con los puntos del
postparto y sin margen de tiempo…) Esto hoy ya no es legal y no se puede exigir, en el caso de
encontrarse con algún funcionario escocido, tenemos que saber que YA NO PUEDEN
negarse a realizar la inscripción si no se entrega este documento.
- - Otro documento que se nos exigió en su día era
una declaración jurada de ambas firmando que estábamos de acuerdo en el orden
de los apellidos. En nuestro segundo parto, realizamos directamente la inscripción
en el hospital y no nos pidieron nada más que los DNI y la hojita amarilla del
hospital. No sabemos si es porque ya figuraba el orden en la inscripción de la
hermana mayor o porque como parece ser la norma, depende de la persona que te
toque y del humor que tenga ese día. De esto también fuimos informadas la primera
vez en la oficina del registro.
- - La Seguridad Social cubre el primer tratamiento
dentro de unos requisitos de edad y condiciones. En el caso de los seguros
privados, muchos también cubren el primer tratamiento. Conviene informarse bien
ya que los tratamientos conllevan un coste que puede ser elevado.
Las pajuelas (unidad
de esperma donado) ronda los 300€, el proceso de inseminación los 700€-800€, los
ciclos de FIV entre los 4700€-6000€ según la clínica, a lo que hay que sumar
los medicamentos, y tener en cuenta que cada tratamiento tiene sus propias
necesidades y variables.
Queremos recalcar la importancia que tiene
ponerse en manos que ofrezcan una garantía real, que sean honestos con el caso y
ajusten el tratamiento a la necesidad real y se tenga el debido control sobre
todo el proceso. Desde la custodia de ovocitos hasta el registro de
donantes, pasando por todos los aspectos médicos y legales que atañen a cada
particular.
Evidentemente
hay muchísimos más aspectos burocráticos, legales y cuestiones varias que
surgen de todo esto. Tengo serios problemas para evitar que este post se haga
eterno.
No obstante estaremos
encantadas de responder a todas las dudas que podamos bien por vía personal y
privada, o bien dejándonos tu sugerencia para un nuevo post con el tema concreto.
Por ejemplo
tenemos conocimiento de cómo se realizan los trámites en otras CCAA,
referencias de otras clínicas y tratamientos como el ROPA, y experiencias
varias que tal vez puedan servir para allanar un poco más el camino a quienes
puedan necesitarlo.
Déjanos tu duda
o sugerencia aquí mismo, en Instagram o en Facebook @twolesmums, estaremos
encantadas de aportarte lo que esté en nuestra mano.
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